martes, 16 de julio de 2013

Saltando Muros: ¿Punto y seguido? (primera parte)

Estimados lectores, antes que nada queríamos daros las gracias por hacer que este proyecto fuese realidad. Siempre tuvimos claro que erais vosotros los que hacíais esto posible. Sin ustedes nada hubiese tenido sentido.
Gracias. Gracias por seguirnos, gracias por estar ahí.

Este camino ha sido largo (algo más de 3 años y medio han pasado desde la primera entrada) y ha sido, además, un camino que durante mucho tiempo caminamos en soledad hasta que casi sin esperarlo, comenzamos a tener repercusión mediática además de en ciertos círculos profesionales, y observamos con asombro como nuestros seguidores y visitantes al blog crecían hasta situarnos en los primeros puestos entre los blogs de salud mental más leídos del mundo de habla hispana.

Hemos de reconocer que ha resultado muy duro y desalentador ver que este proyecto ha sido ninguneado y puesto en tela de juicio por personas de nuestro entorno más cercano, probablemente por desconocimiento y/o desconfianza, mientras que en algunos ámbitos externos se nos llegaba a llamar "reaccionarios" y se nos acusaba de estar haciéndole un lavado de cara a nuestras unidades. Siempre hemos luchado por ser fieles a nuestros principios y hemos huido de las posiciones extremas buscando constantemente, y por encima de todo, acercar a las personas afectadas por problemas de salud mental graves a la sociedad, ya que entendemos que es la mejor manera de luchar contra el estigma y los prejuicios que sufren y que tanto limitan sus derechos.


Ya decíamos en nuestros objetivos iniciales que:

...nuestro punto de partida es el pleno convencimiento de que las personas diagnosticadas de trastornos mentales graves tienen mucho que decir.
Así, consideramos que la creación de un blog desde dentro de la propia institución psiquiátrica y de salud mental podría abrirnos una ventana al exterior mediante la cual comunicarnos, conocernos y de esta forma ir eliminando los prejuicios e ideas preconcebidas que suelen recaer sobre los TMGs.
Pero, no solamente queremos escuchar al usuario de nuestros servicios, que sin duda será el principal protagonista de esta iniciativa, también podemos aportar nuestras ideas los profesionales que desarrollamos nuestro trabajo tanto en lel Área Externa de Salud Mental como en el resto de las unidades del Servicio de Salud Mental, sin olvidarnos de las familias, residentes y alumnos.
Entre todos podemos crear un espacio que informe y entretenga.

El principal objetivo de este proyecto es saltar ese muro invisible que nos separa de las personas diagnosticadas de un trastorno mental grave, escuchar su voz y que ellos también escuchen la nuestra.

Dichos objetivos curiosamente (como no podía ser de otra manera) entroncan directamente con las líneas estratégicas de acción que ya venía planteando la OMS en su área de Salud Mental y que recientemente ha reafirmado para su Plan de acción 2013-2020, en el que se subraya la importancia capital en la lucha contra el estigma y se hace hincapié en el empoderamiento y autonomía de las personas afectadas por problemas de Salud Mental.
Lo cierto es que tras diversas dificultades que hemos ido sorteando durante todo este tiempo, se nos han planteado nuevas dudas que modificarían la forma en la que actualmente gestionamos este blog, dado que al realizarse (en parte) con contenidos generados por usuarios de nuestras unidades de hospitalización podríamos incluso tener problemas en cuanto al uso de la imágen institucional así como de carácter administrativo y legal.
 
Es por todo ello que hemos decidido darnos un tiempo muerto y tras el verano ver si merece la pena retomar este proyecto desde un ámbito exclusivamente personal o si nos adaptamos a las "nuevas" circunstancias y damos por zanjado Saltando Muros.
 
Nos quedamos, como no puede ser de otra manera, con todo lo bueno (que ha sido mucho) que se ha conseguido gracias a este proyecto: Que compañeros que llevaban trabajando décadas en el campo de la salud mental te reconozcan que el blog les ha hecho ver a la persona que hay detrás de la etiqueta; o que familiares muestren su sorpresa ante capacidades que pensaban perdidas en su ser querido; o esos alumnos de instituto que señalaban que ahora tenían claro que las personas que padecen un trastorno mental no son peligrosos; o, sobre todo, que el afectado te diga que se siente orgulloso de lo que ha escrito...

Esto, al fin y al cabo, no es sino un proyecto muy chiquitito que ha intentado aportar su pequeño granito de arena en la lucha contra el estigma en Salud Mental. Paramos (por ahora) pero seguiremos trabajando en nuestro día a día, como muchísimos compañeros que de forma casi invisible  luchan para que otra forma de hacer sea posible.

"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo." Eduardo Galeano.



César M. Estévez (Enfermero y coeditor del blog Saltando Muros)

lunes, 1 de julio de 2013

Empoderamiento: el individuo toma el control



Desde el Colegio Oficial de Psicólogos de Tenerife, Anastasio Pablo González Báez, psicólogo coordinador de la Comisión de Salud Mental y miembro de la Comisión Deontológica, nos remite este artículo publicado en el periódico El Día recientemente:

"En 2010 se publica “El empoderamiento del usuario de salud mental”, por parte de la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y traducida para el Ministerio de Sanidad y Política Social. La OMS considera el empoderamiento como clave para la promoción de la salud. Se establece que “las personas deben ser empoderadas para promocionar su propia salud, para interactuar con los servicios sanitarios y participar activamente en la gestión de la enfermedad”. Y se considera este empoderamiento prioritario, según la Declaración para la Salud Mental para Europa, el Plan de Acción en Salud Mental para Europa y el Pacto Europeo para la Salud Mental y el Bienestar.

Se va pasando de un modelo en el que las necesidades son definidas por una institución (manicomio), a necesidades definidas por personal clínico (hospital psiquiátrico), a necesidades definidas por profesionales, con la participación de usuarios (atención comunitaria) y a las necesidades definidas por los propios usuarios, con el apoyo de los profesionales (empoderamiento).

Me he convertido en dueño de mi enfermedad y asumo la responsabilidad de lo que hago y no hago. No dejo que la enfermedad me controle… no es toda mi vida, ahora es solo parte de mi vida” (Brown, W y Kandirikirira, N., 2007). Esta cita puede resumir lo que se pretende con el empoderamiento. Se trata de un proceso personal y amplio, un proceso donde el individuo toma el control y la responsabilidad y en el que aparecen unas dimensiones: autoconfianza, participación en la toma de decisiones, dignidad y respeto, y pertenencia a una sociedad más plural.

A su vez hablamos de un empoderamiento individual en el que el sujeto debe tomar el control con el objetivo de alcanzar su autodeterminación y autonomía, y un empoderamiento de la comunidad en la que los esfuerzos de cada individuo harán que se desarrolle un sentimiento de pertenencia que pueda influir en la toma de decisiones.

Pero no se persigue únicamente una cura del trastorno, se trata de recuperar su lugar en la sociedad, asumir el control sobre la vida, apoyar a otros iguales como expertos en el trastorno y, en el proceso de recuperación, crear grupos de ayuda mutua para que el esfuerzo sea compartido y se dé la opción a otras personas de participar en el proceso.

Este proceso no es fácil. El usuario de los departamentos de Salud Mental se enfrenta a dificultades para llegar al establecimiento pleno del empoderamiento. Hay un arraigo en la sociedad y el sistema de tutelar a estos usuarios, haciéndolos dependientes. A lo que se debe añadir el autoestigma en el que el usuario se ve cómo alguien inútil e incapaz de llevar a cabo el cambio de forma autónoma por el mero hecho de padecer un trastorno mental. Llevar a cabo el empoderamiento implica, como ya se ha dicho, un proceso amplio. En primer lugar está el usuario y también debemos contar con la familia, a la que se debe educar en el cambio para no caer en la sobreprotección que se le da a estas personas. Después están los profesionales, a los que hay que formar adecuadamente para que formen parte del cambio de forma no directiva.

Debemos tener en cuenta, además, los modelos actuales, las políticas de inclusión social, la educación social para afrontar el cambio y la participación de personas no usuarias de Salud Mental en el proceso…

Al afectado hay que darle herramientas para que pueda luchar contra el estigma. En definitiva, se debe garantizar la protección de los derechos de estos usuarios, luchar contra el estigma y la discriminación; garantizar servicios a los ciudadanos de calidad, acceso a información y recursos, capacidad de influir en la toma de decisiones, y garantizar su organización para poder reclamar ante las instituciones.

Esta propuesta parece no coincidir con el modelo actual sobre salud mental en España, en general, y en Canarias en particular, según escribió en este periódico el profesor Rodríguez Pulido (9/01/2013): “…ausencia de un Plan de Salud, como instrumento para la ordenación, desarrollo y planificación de los recursos públicos de atención a las personas con enfermedad mental en Canarias”. Seguimos un modelo de atención comunitaria en la que se da la sobreprotección al usuario de salud mental, tendiendo a que la autonomía que se pretende sea artificial y no real, como implica el modelo del empoderamiento, ya que no contamos con la infraestructura material y personal necesaria.

Pero no todo está perdido. Desde Europa, países como Escocia, llevan varios años tomando políticas relacionadas con el empoderamiento, luchando contra el estigma (con caza estigmas), promoviendo la inserción y participación de la personas usuarias de Salud Mental, reduciendo gastos de dependencia generada por un modelo sobreprotector y cambiando el rol de estas personas para hacerlas útiles a la sociedad y, en definitiva, a ellas mismas, propiciando así el cambio real en la personas y en la sociedad en la que viven".

Texto escrito por Anastasio Pablo González Báez, psicólogo coordinador de la Comisión de Salud Mental y miembro de la Comisión Deontológica del Colegio Oficial de Psicólogos de Santa Cruz de Tenerife.

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