No existe salud sin salud mental.
La Comisión Europea y la OMS han reconocido que la mala salud mental es uno de los problemas de salud pública más urgentes al que nos enfrentamos.
Una persona de cada cuatro - una clara prioridad para Europa.
La mala salud mental es responsable de casi un cuarto de la carga total de mala salud en Europa y después de las enfermedades cardiovasculares, ocupa el segundo puesto en la carga de morbilidad.
La salud metal afecta al 27% de los adultos europeos en cualquier año dado, lo que corresponde a aproximadamente 133 millones de personas en Europa .
La Región Europea tiene una de las tasas de suicidio más elevadas de todo el mundo, con 163.000 suicidios al año.
El rápido cambio social en muchos países europeos ha ido acompañado de una creciente mala salud mental.
Los responsables de la formulación de políticas todavía no han dedicado la atención que merece: 1 de cada 10 países de la UE no tienen suficiente legislación en salud mental, tres quintos no tienen una iniciativa nacional de prevención del suicidio, y la OMS estima que 10 de cada 25 Estados Miembros de la UE no tienen una política nacional integral en salud mental.
La enfermedad mental grave supone un reto especial.
Aunque la enfermedad mental grave es menos prevalente que la depresión, ésta reduce drásticamente la esperanza de vida. El intervalo estimado es de 8 a 25 años de menor expectativa de vida en comparación con la población general.
El estigma y la discriminación en torno a la salud mental están presentes en todas las facetas de la vida de la comunidad, sin embargo, son aún más graves en el caso de enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
Existe un desconocimiento de la enfermedad mental grave entre los profesionales y los responsables de la política e incluso entres los propios cuidadores y pacientes.
Las hospitalizaciones forzadas ponen en entredicho el respeto a los derechos humanos.
La enfermedad mental grave y la enfermedad física van de la mano.
La salud mental y la salud física están inextricablemente unidas.
Las personas con esquizofrenia muestran una salud considerablemente peor que la población general. Aquí se incluye un mayor riesgo de mortalidad, diabetes, enfermedad cardiovascular, enfermedad respiratoria y enfermedades infecciosas, sin mencionar el suicidio. La principal causa de muerte en personas con esquizofrenia es la enfermedad cardiovascular, con un riesgo de 2 a 3 veces el riesgo de la población general.
La desinstitucionalización junto con una asistencia inadecuada en la comunidad ha ido asociada a un empeoramiento de la salud física en las personas con enfermedad mental grave.
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Los costes económicos de la mala salud mental son impresionantes.
El coste de la mala salud mental representa el 3-4% del PNB.
La cifra estimada de costes anuales totales en la Unión Europea se sitúa entre 300 mil millones y 1 billón.
Gran parte de la carga de la mala salud mental es debida a la productividad perdida y a la carga sobre los cuidadores. Los costes indirectos asociados a los trastornos mentales superan en 2 a 6 veces los costes del tratamiento directos.
Existen tratamientos eficaces para ayudar a las personas con enfermedad mental grave.
Las intervenciones psicológicas y psicosociales pueden acelerar y mantener la recuperación de trastornos mentales comunes como la depresión y la ansiedad, así como enfermedades mentales graves como la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
Los tratamientos modernos que incluyen la medicación regular junto con la implicación de la familia, la psicoeducación y el apoyo pueden reducir las recaídas de las personas con esquizofrenia desde el 50% hasta menos del 10%.
Dada el enorme grado de externalizaciones y los costes debidos a la mala salud mental en toda la sociedad, la inversión en los tratamientos puede ser altamente rentable.
Los cuidadores juegan un papel crucial en los tratamientos eficaces
Se ha visto que la implicación de las familias en el tratamiento mejora la calidad de vida de las personas con enfermedad mental grave y reduce el riesgo de recaída, incluso hasta en un 50%.
La exclusión social es endémica de la enfermedad mental grave
El estigma en torno a la salud mental está extendido entre toda la sociedad europea. La institucionalización innecesaria y los abusos fundamentales de los derechos humanos todavía siguen produciéndose en muchos países europeos.
Cuando se produce la desinstitucionalización raramente va seguida ésta de una inversión en los servicios a la comunidad.
El 25% de los países de la Unión Europea todavía no ofrecen ningún tipo de asistencia a la comunidad para los trastornos mentales, aún cuando estos servicios son una parte vital de la inclusión social y de los tratamientos eficaces para las personas con enfermedad mental grave.
La prevalencia de la psicosis es elevada entre los sin techo de larga duración, estimándose en un estudio unas tasas de prevalencia del 50%.
El acceso a la asistencia sigue siendo inadecuado.
La salud mental recibe una financiación insuficiente en muchos países europeos.
Sólo una cuarta parte de todos los casos de trastornos mentales acude a los servicios de asistencia sanitaria profesionales, lo que sugiere un considerable grado de necesidades no satisfechas en toda Europa.
En la mayoría de los países europeos no hay acceso a los medicamentos más eficaces, ni a las intervenciones psicosociales ni a los servicios de la comunidad.
La política puede marcar una diferencia real.
Los países que han adoptado políticas y planes nacionales en salud mental han mostrado un impacto demostrable sobre los resultados en materia de salud mental. Todavía 10 de los 27 Estados Miembros de la Unión Europea tienen pendiente implementar una política nacional integral sobre salud mental.
Publicado por César M. Estévez
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