Saltando muros me encuentro
desde hace mucho tiempo
y sin saber por que razón,
me he caído para dentro.
Los que en este lugar estamos
trabajando desde tiempo,
somos muy afortunados
de todo lo que aprendemos.
Los muros guardan silencio
de muchísimos secretos
que le han contado a sus piedras,
en todo el paso del tiempo.
Me acuerdo de aquella señora,
que un espejo no quería,
y con el paso del tiempo
ni ella se conocía.
Aquellas adolescentes
que casi tenían mi edad,
pero les faltaba el amor
que sólo una madre da.
Llegó un día una señora
porque su esposo pensó
que la pobre le engañaba,
y enfadado creyó, que para psiquiatría estaba.
Pasaron algunos años
sin que tuviera noticias
ni de padres, ni de hijos
ni del hombre, que un día, le dijo que la quería.
Un domingo en la mañana
apareció un señor
que por ella preguntaba,
se dio cuenta con el tiempo
que era enferma lo que estaba.
No pudo esperar el hombre
que la semana comenzara
quiso enseguida venir
a ver como se encontraba.
A la mañana siguiente
quiso volver otra vez
para pedir un permiso
y a su esposa recoger.
Un amigo, le hizo ver
al hombre su gran error,
que su esposa, …gran mujer
un día la pobre enfermó.
Esta historia, aunque triste
tuvo un bonito final
porque tanto él, como ella
se supieron perdonar.
Escrito por Laly, Técnico Auxiliar de Enfermería de la Unidad de Rehabilitación Activa, 2º planta.
1 comentario:
Bravo Laly!que para nosotros, los trabajadores también está siendo este blog una manera de expresarnos.
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