miércoles, 29 de diciembre de 2010

Tratamientos psicológicos eficaces en los trastornos mentales graves

Haciendo un repaso de las funciones del psicólogo clínico en Unidades de Rehabilitación y Subagudos, me encuentro con una larga lista de tratamientos psicológicos de intervención psicosocial: programas de psicoeducación para personas diagnosticadas de esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo y trastorno bipolar,  programas de autocontrol emocional y habilidades sociales, programas  de estimulación cognitiva,  psicoeducación familiar, ocio-tiempo libre y  autonomía personal, terapia cognitivo-conductual de alucinaciones y delirios y un largo etcétera...

Pues bien, hoy nos queremos preguntar si hay estudios que avalen la eficacia de dichos programas y para ello hemos acudido a la Guía de Tratamientos Psicológicos Eficaces para Adultos de Pérez Álvarez, Fernández Hermida et al, encontrando las siguientes conclusiones:

- partiendo de orígenes de diferente índole en el tratamiento psicológico de los trastornos psicóticos caracterizados por el pesimismo, actualmente nos encontramos en un momento de florecimiento y desarrollo de múltiples modalidades de intervención psicológica , las cuales han supuesto un progresivo cambio en la atención desde los procesos de rehabilitación o mejoría de incapacidades secundarias a los síntomas hasta centrarse en los propios síntomas.
- los tratamientos psicológicos  que han demostrado su eficacia para una mejor recuperación en la esquizofrenia son:
  - intervenciones familiares psicoeducativas
  - entrenamientos en habilidades sociales
  - tratamientos cognitivo- conductuales dirigidos tanto a los síntomas positivos ( alucinaciones y delirios)       como a los procesos cognitivos básicos subyacentes.
 - los paquetes integrados multimodales o programas de intervención grupal para el mejoramiento de habilidades sociales y cognitivas como el IPT.
 - como elementos terapéuticos en común de todos estos tratamientos destacarían  la mejora del funcionamiento social e interpersonal, la promoción de una vida independiente y el mantenimiento en la comunidad, así como la disminución de la gravedad de los síntomas y comorbilidades asociadas: depresión, suicidio y consumo de drogas.
- el tipo de tratamiento a elegir dependerá en gran medida del momento en que se encuentre la persona: así en fases agudas prima el tratamiento farmacológico, la estabilizacíón sintomatológica y la disminución de las exigencias del ambiente con programas de actividades sencillos, estables y predecibles; en la fase estable de remisión sintomatológica se comenzarán las intervenciones psicosociales y, finalmente en las fase de estabilización posterior se promoverían las capacidades para mantener una vida en comunidad, haciendo uso de todos los recursos del entorno disponibles y se trabajaría en la prevención de recaídas.

También  hemos recurrido a la Guía para profesionales y familiares de los tratamientos psicológicos utilizados en la esquizofrenia de Elisa Gallach, Salvador Perona, Óscar Vallina y Francisco José Santolaya, la cual recoge tanto las estrategias centradas en el individuo como aquellas centradas en el entorno para el tratamiento de la esquizofrenia.
Destacan en las estrategias centradas en el individuo el entrenamiento en habilidades sociales, la psicoeducación de pacientes,, las estrategias de manejo del estrés, el tratamiento psicológico de los síntomas positivos (alucinaciones y delirios), el tratamiento psicológico integrado de la esquizofrenia (IPT) y la terapia cognitiva para la adaptación a la psicosis (COPE). En el apartado de las estrategias centradas en el entorno esta revisión hace especial hincapié en las intervenciones familiares, la rehabilitación laboral y los programas de intervención comunitaria en rehabilitación psicosocial, dentro de los cuales estarían incluidos los programas para disminuir el estigma social.



Por supuesto que existen muchos otros abordajes de los trastornos mentales graves, imposibles de incluir en esta breve revisión. Así, y a modo de ejemplo, como parte del cambio ya señalado en nuestra comprensión de la experiencia psicótica se ha venido desarrollando una amplia gama de modelos psicológicos para explicar los trastornos psicóticos junto con sus correspondientes tratamientos psicoterapéuticos asociados. En esta línea, Andrew Gumley y Matthias Schwannauer, exponen en su libro Volver a la normalidad después de un trastorno psicótico un marco de referencia para la recuperación y la vuelta a la normalidad, centrado en la adaptación emocional e interpersonal a la psicosis, abarcando  todos los aspectos del proceso terapéutico de la terapia cognitivo-relacional: adoptar una perspectiva evolutiva respecto de la búsqueda de ayuda y de la regulación afectiva. ayudar a la reorganización y adaptación de la persona después de la experiencia de una psicosis aguda. comprender y tratar las reacciones traumáticas a raíz de la experiencia psicótica, trabajar la sensación de humillación, paralización, pérdida, y el miedo a recaer, trabajar los esquemas cognitivos relacionales y desarrollar estrategias de afrontamiento dentro de un contexto relacional.

Ahora sólo quedan los recursos necesarios, la formación y la motivación de los profesionales, para poner en práctica todo este arsenal de tratamientos, que junto a un enfoque en la recuperación y en la intervención en la comunidad, pueden ser algunas de las piezas claves para mejorar drásticamente el pronóstico de las personas con enfermedades mentales graves.

Texto escrito por Esther Sanz ( Psicóloga Clínica del Área Externa de Salud Mental).

2 comentarios:

Paula dijo...

Muy buena la entrada, Esther. Me sorprende positivamente que en el año que lleva el blog se haya dado un salto cualitativo hacia la esperanza en la recuperación, que cada vez se hable más de personas y menos de diagnósticos-pronósticos, más de psicología y menos de farmacología, ahora solo falta lo que comentas al final, que los profesionales se lo crean para poder transmitírselo a los usuarios, que se formen y se reciclen, puesto que no hay peor intervención que la de un profesional pesimista.
Un abrazo para ti y para César, y para todos los que hacéis posible que estos pasos no sean utópicos, sino un reto necesario y posible.

Julián dijo...

Involucrar al paciente y a la familia no es una opción, es una auténtica necesidad.

Se agradece enormemente que el profesional evite infantilizar a sus interlocutores, y además del esfuerzo en consulta, facilite el acceso a la literatura que pudiera resultar de utilidad para ellos y su proceso.

Gran trabajo Esther, que tengas un feliz 2011 y podamos seguir disfrutando tus artículos.

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