viernes, 27 de julio de 2012

El taller de teatroterapia



Diversamente teatro es un taller de terapia creativa que se desarrolló desde febrero hasta abril de 2012 con los pacientes del Área Externa de Salud Mental.
Como voluntaria del curso de formación en terapias creativas de la Fundación Hugo Pomar elegí mi práctica con este colectivo porque creo firmemente en las aberturas de las instituciones públicas como lugar de crecimiento e innovación continuo, espejo de la sociedad y de sus trasformaciones. De ahí la propuesta de un taller que sea un complemento y  apoyo a la labor diaria que se realiza en estas unidades, con el objetivo de que la estancia de los pacientes sea vivida como una oportunidad y no como un fracaso en su vida.
La modalidad creativa elegida de soporte a la relación terapeuta – participantes ha sido el teatro por mis  experiencias anteriores en este campo y porque permite trabajar dos aspectos clínicos importantes para los trastornos mentales graves: la rigidez de los roles y las relaciones interpersonales. 
En el primer caso me refiero a los roles tanto a nivel personal (acercamiento o distanciamiento de una emoción) como social (ampliación de las máscaras sociales).
Empezamos trabajando los roles sociales imaginando ser un personaje famoso en una rueda de prensa para después pasar a un disfraz de carnaval, un oficio, etc..., con el fin de improvisar pequeñas escenas centrándonos en la expresión facial, la marcha y la tonalidad vocal. 
A lo largo del taller nos acercamos a las emociones, primero comenzando por las percepciones corporales, luego como proyección, y por fin como estado de ánimo presentes, pasados y futuros. Con respecto a esta fase final, el proceso ha sido el resultado de una múltiple elaboración que ha incluido la expresión plástica y la escritura en forma de poema, hasta llegar a un pequeño guión.
En todo este proceso, el grupo, con su apoyo y su feedback, ha favorecido las relaciones y el hecho de realizar una dinámica en pareja o en pequeños grupos y luego compartirla con los demás obligaba a prestar atención, a escuchar y quizás en algún momento a empatizar con los demás sin juicio o sentido del ridículo. Señalar como en las cuatros primeras sesiones hemos dedicado gran parte del caldeamiento a memorizar los nombres de los participantes y como la ausencia o despedida de un compañero ha sido siempre ritualizada.
En conclusión, podemos considerar el taller de teatro como el entrenamiento del actor detrás de los bastidores. El fin no es estético, aunque eso pueda que ocurra, sin embargo, el foco está en la expresión más individual posible a través de una interacción consigo mismo y con los demás participantes, siendo actores, espectadores y directores al mismo tiempo.
Deseo dar las gracias a todos los que han permitido la realización de este taller y a los participantes por haber confiado en mí y alimentado mi alma.

Gabriella Auriemma.

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