viernes, 22 de febrero de 2013

Ejercico físico y omega-3: una buena combinación contra el malestar psicológico

                                                                                                                                                    


EJERCICIO  FÍSICO
Es un hecho que la práctica de ejercicio físico tiene innumerables beneficios, sin embargo, por una u otra razón, no se practica de manera tan regular como se debería. Normalmente, si pretendemos prevenir la aparición de ciertas enfermedades o en el caso de que ya las padezcamos, tenemos dos opciones: recurrir a la ingesta de diversos fármacos o hacer uso de algo tan sencillo y al alcance de cualquiera como es el deporte. Pues bien, para obtener los beneficios que reporta el deporte es necesario dedicar entre treinta minutos y una hora (siendo una hora más aconsejable que media, porque realmente cuanto más ejercicio más beneficios se consiguen). 
Es bien sabido que la obesidad y la inactividad física son dos factores de riesgo muy importantes, sin embargo, si una persona consigue mantenerse en buena forma física a pesar de sufrir obesidad puede reducir de manera considerable aquellos aspectos negativos que conlleva dicha enfermedad.
Es aconsejable que dediquemos unos minutos a pensar qué estilo de vida llevamos y cuáles son nuestros hábitos, pues nunca es tarde para cambiarlos y recibir las ventajas que adquirimos por practicar deporte.  Los estudios han demostrado que mujeres que han pasado de no realizar deporte a practicarlo de alguna manera, han reducido en un 50 % la posibilidad de sufrir alguna cardiopatía. Realmente, con tan solo dedicar menos de una hora al día a actividades como pasear a nuestro perro, dejar de lado el ascensor y optar por hacer uso de las escaleras o ir andando al trabajo, habría un cambio significativo en nuestra calidad de vida.
Profundizando algo más y relacionando el ejercicio físico con los trastornos mentales encontramos datos cuanto menos, interesantes, puesto que el deporte también produce cambios a nivel cerebral. En primer lugar, es necesario conocer la existencia de una sustancia llamada neurotrófinas, que son un tipo  citocinas esenciales en el crecimiento y supervivencia de las neuronas colinérgicas, dopaminérgicas y noradrenérgicas del SNC y de neuronas simpáticas y sensoriales del SNP. 
En resumen, se ha descubierto que en personas con esquizofrenia la concentración de estas citocinas se ve alterada en ciertas áreas en las que hay una pérdida neuronal. Por otro lado, en pacientes depresivos crónicos la carencia de neurotrófinas lleva consigo apoptosis, o lo que es lo mismo, muerte celular programada, así como un despoblamiento neuronal.  
Por otro lado, en un estudio reciente parece que el uso de antipsicóticos aumenta la concentración de neurotrófinas ( Angelucci F et al 2004). 
Y en este punto es cuando entra en juego el ejercicio físico, pues tras un estudio de  Neeper SA et al en 1996, se relacionó el aumento de factores neurotróficos con los beneficios de la práctica de ejercicio
Además, el ejercicio físico incrementa los niveles de FNDC y otros factores de crecimiento, estimula la neurogénesis, mejora funciones cognitivas y la neuroplasticidad (Cotman CW and Berchtold NC, 2002; Gomez-Pinilla F et al 2002). 
Por todo esto, podemos sospechar que el ejercicio físico constituye un factor protector que no debe pasar desapercibido para las personas en general, y en concreto, en aquellas personas que sufran trastornos mentales, pues en ellos siempre se ha descuidado este factor llevándoles inexorablemente a un círculo vicioso de cronicidad y desesperanza.



OMEGA 3
Hay varios motivos por los que es digno revisar la idea de forzar rutas metabólicas como apoyo al tratamiento con antipsicóticos, como por ejemplo que en la ESQ (esquizofrenia) están implicado neurotransmisores, en algunos de los cuales podemos influir en su concentración cerebral mediante la alimentación. 
La etiología de la ESQ es aún desconocida y existen diferentes teorías sobre su causa, lo que hace que estEmos ante un laberinto que implica diferentes rutas bioquímicas. Varias investigaciones han encontrado una relación entre la sintomatología de la ESQ y la cantidad de Omega-3 ingerido con la dieta.



Nuestro organismo puede sintetizar los ácidos grasos del grupo Omega-9 pero no del grupo Omega-3 y 6. El interés por estos ácidos grasos en psiquiatría se basa en dos teorías: la teoría de la membrana y la teoría de los radicales libres. La primera trata de que los ácidos grasos forman parte de la membrana celular y por lo tanto tienen un papel importante en la neurotransmisión. La segunda teoría sustenta que los ácidos grasos son elementos importantes en los procesos inflamatorios que van unidos a la producción de radicales libres y al proceso de muerte celular.
Si la dieta influye de manera importante en las propiedades de la membrana celular, sus alteraciones drásticas deberían de tener una incidencia directa en algunas patologías como la depresión y la ESQ. 
Para averiguar este tipo de incidencia habría que estudiar una población que cambió de manera drástica su alimentación, como fue el caso de los humanos que pueblan el círculo polar, cuya dieta ha pasado en pocos años de ser rica en ácidos grasos Omega-3 a una dieta occidentalizada (McGrath-Hanna N.K. y Cols., 2003).
Se ha llevado a cabo una  revisión exhaustiva de publicaciones de los últimos 16 años con las palabras clave: ártico, circumpolar, dieta, Omega-3, salud metal, trastornos afectivos estacionales y suicidio. El resultado fue un incremento notable de desórdenes mentales en dicha población.
Si se ingieren alimentos ricos en Omega-6 hay un aumento de eicosanoides que participan en reacciones inflamatorias e hipersensibilidad, pero si ingerimos alimentos ricos en Omega-3 hay un aumento de eicosanoides con poca o nula acción inflamatoria.
Estudios de Nabekura J. y Cols. (1998) demostraron que la composición lipídica de la membrana afecta a la actividad de los canales iónicos y pueden afectar la respuesta del neurotransmisor GABA en el SNC (sistema nervioso central). Estos estudios nos sugieren que los enfermos con TMG (Trastorno Mental Grave)  como la ESQ deben tener alteraciones en sus membranas celulares.
Investigaciones de Assies J. y Cols. (2003) demostraron alteraciones de los fosfolípidos de la membrana neuronal en pacientes con ESQ. Las alteraciones se refieren a los fosfolípidos derivados de los ácidos grasos tipo Omega-3 mientras que las concentraciones de fosfolípidos provenientes de los ácidos grasos tipo Omega-6 no se han visto alteradas. Podríamos pensar que las alteraciones se deben al tratamiento con antipsicóticos, pero este tipo de alteración fue encontrado también en pacientes no medicados.
Entonces, nos podemos preguntar si la modificación de los fosfolípidos de la membrana celular mejora la sintomatología de los pacientes con ESQ. Existen estudios que relacionan los antipsicóticos con cambios en la organización y la función de la biomembrana. En los trabajos de Jutila A.  y Cols. (2001) se habla de una sinergia entre el antipsicótico clozapina y Omega-3.
La próxima pregunta sería si se pueden observar cambios en los fosfolípidos de la membrana si se cambia la dieta. En ratones se ha podido demostrar dichos cambios en una reducción de leucotrienos de la serie 4 hasta un 76%. En seres humanos sabemos que ligeros cambios en los fosfolípidos de la membrana afectan al transporte y paso de neurotransmisores a través de la membrana (Salem NJr. Y Cols., 2001).
Existen resultados de investigaciones en las que se suministra Omega-3 a pacientes de ESQ que demuestran que mejoran enfermedades que cursan con trombosis o arritmias. Posiblemente se deben esos resultados a los cambios en la membrana y los canales de sodio, potasio y calcio (Kang JX. Y Leaf A., 1996).
En ESQ el tratamiento con EPA y DHA (ambos son ácidos grasos del tipo Omega-3) ha llevado a buenos resultados. Para obtener una mejoría clínica en pacientes con ESQ habría que tratar a los pacientes con una cantidad de 400 mg de Omega-3 al día. Esa cantidad solo se puede alcanzar con suplementos en forma de capsulas. El Omega-3 está contenido sobre todo en alimentos como pescado graso. Las cápsulas de aceite de pescado rico en EPA y DHA se venden bajo la marca comercial Vigor EPA.

Texto escrito por Jariza Ávila y Anna Grassmir (alumnas del prácticum de psicología que realizan sus prácticas en el Área Externa de Salud Mental de Tenerife).


3 comentarios:

Diana dijo...

La verdad es que con sólo un pequeño esfuerzo de nuestra parte podemos mejorar y mucho nuestra salud. Y a nivel mental, el ejercicio físico y la nutrición es algo que se ha tenido poco en cuenta y que, desde mi punto de vista, juega un papel fundamental. Parece que poco a poco se va teniendo más conciencia de ello y empiezan a aparecer evidencias en este sentido.

En su momento hice algo de investigación acerca de esto y comparto con ustedes un estudio de la Mental Health Foundation por si no lo conocen: 'Feeding minds' http://www.mentalhealth.org.uk/content/assets/PDF/publications/Feeding-Minds.pdf

Anónimo dijo...

para prevenir o hay que tomar farmacos!!!. ¿que tiene que ver todo esto con la vida?. No konfundan mas a la gente. Psicologos hablando del omega tres?, claro sino de que hablan?. un pokito de seriedad

CRAP Calatayud dijo...

Qué interesante! Cada día entendemos mejor que hay que cuidarse.

Un abrazo desde Calatayud, compañeros!

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