miércoles, 17 de agosto de 2011

Yo, una madre más




PRIMERA PARTE:
Después de casi ocho años de sentimientos tales como impotencia e ira primero, y ansiedad y tensión acumulada más tarde, he vivido 5 ingresos de mi hijo en internamiento breve.
A los 16 años empezó a ser otra persona: egocéntrica, déspota, insensible y egoísta. Él, que era noble y correcto en el trato, responsable y cariñoso con la familia, afable y abierto con sus amigos (que eran bastantes), pasó a estar sólo y encerrado en su habitación sin querer hablar con nadie.
Sólo quería que le diésemos todo aquello que pedía (ropa, electrónica, juegos...). De ahí pasó a exigir dinero.
Y ahí comenzó su calvario y el nuestro, sus padres.

SEGUNDA PARTE:
Los motivos de los ingresos fueron diversos, desde simples enfados y golpes a puertas y paredes en un principio hasta agresiones, rotura de objetos de decoración y, últimamente, hacer fuego en la azotea, después de habernos echado de casa.
"Estaba fuera de control" dice él ahora.
En los 4 ingresos iniciales, el diagnóstico era "estado psicótico grave". Al cabo de tres días de medicación, el psiquiatra me decía que, prácticamente ya era una persona coherente y al cabo de 20 días aproximadamente, le daban el alta con medicación que dejaba de tomar al cabo de una semana.

TERCERA PARTE:
Así una y otra vez.
Entre uno y otro ingreso cambiamos de residencia por dos veces creyendo que el problema consistía en que en el lugar dónde vivíamos fumaba cannabis.
Entre el 3º y 4º ingreso nos marchamos a otra isla a vivir él y yo, su madre, dejando a su padre en el domicilio para que continuara con su trabajo y así sufragar los gastos que eran bastantes puesto que pagábamos alquiler, billetes de barco, etc... Allí se mantenía ocupado con cursos y otros proyectos que a veces comenzaba y no terminaba.
Yo estaba casi las 24 horas junto a él, le daba la medicación diluida (no quería tomarla) en la leche cada noche hasta que llegó el momento en que tampoco la tomaba. Entonces comenzó a sentirse observado por el vecino y le tiraba colillas, huevos, yogures, latas, etc... a su terraza.

CUARTA PARTE:
Regresamos y se ingresó de nuevo. Yo pedía por favor que le hiciesen pruebas pues no creía que fuese sólo un brote psicótico. Tenía que haber algo más, puesto que si los brotes eran debido al cannabis, en esa ocasión había surgido sin haber consumo.
No se le hicieron ya que consideraron que esta conducta era debida a que "no le poníamos límites" y actuaba abusando de nosotros y haciendo "lo que le daba la gana".
Al salir del 4º ingreso, nos propusimos ser más duros y ponerle normas. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que no era dueño de sus actos, no controlaba, no escuchaba ni dejaba que se le hablara y nos echa de casa de malos modos.
Nos vamos, pero decididos a emprender una lucha: preparamos informes médicos, conductuales, etc... y tomamos cita en todos los centros que nos pudieran asesorar y ayudar porque mi hijo había tocado fondo y nosotros no queríamos ni podíamos seguir repitiendo los mismos hechos una y otra vez.

QUINTA PARTE:
Así llegamos a la consulta de la Dra. B. y bendeciré ese momento toda la vida, pues ahí comencé a ver la luz, a ver que existía alguien más que se preocupaba por la salud y el futuro de mi hijo. Que no se limitaba a un ingreso corto, toma de tratamiento y alta. No, ella nos informó, nos calmó y nos hizo aterrizar pues ya comenzábamos a estar perdidos.
Y fue en el 5º ingreso cuando dicha Dra. pidió las pruebas que yo tanto ansiaba y así llegó el traslado a la USA y luego a la URA donde mi hijo lleva casi 7 meses y aún quedan muchas cosas por restablecer.
Tengo que confesar que pedí opinión pues existe un gran desconocimiento de la enorme labor que allí se desarrolla y una tendencia a "opinar" sin objetividad y decir: "en fin...es el psiquiátrico". Hasta dentro de mi propia familia me dicen que no diga dónde está mi hijo.

OPINIÓN PERSONAL:
Y yo quiero gritar que mi hijo Gracias a Dios y a la Dra. B. está en el PSIQUIÁTRICO donde existen unos profesionales médicos que ya los quisieran para sí las mejores clínicas privadas.
Gritar que tratan a los pacientes como personas normales que están enfermas, pero integrados en la vida terrenal, no echan la llave y la tiran al mar como hacen algunas familias que no quieren que cataloguen a sus hijos como enfermos mentales.
Recibimos terapia familiar con la extraordinaria labor de E.S., donde he aprendido a entender, a comprender y resolver muchas, muchísimas actitudes que antes no sabía cómo afrontar.
Recuerdo una sesión en la que la psicóloga nos preguntaba cómo nos sentíamos ante la enfermedad de nuestros hijos. Para mi sorpresa respondí: "bien, tranquila". Ahora añadiría que hasta contenta.
¿Por qué?
* Porque ahora sé lo que le ocurre.
* Porque ahora lo entiendo más y lo puedo ayudar más.
* Porque está con personas que lo entienden, atienden y hacen todo lo posible para que haya calidad de vida siempre dentro de sus posibilidades.
* Porque, finalmente......puedo respirar.
Sólo me queda decir que siento un profundo respeto por todas las personas que, día a día y noche a noche viven y hacen "que vivan" todos los que allí se encuentran.
Nuestro particular agradecimiento a la Dra. C.R., a la Psicóloga E.S. y a la Asistente Social A., quien se ha ocupado con una normalidad increíble de toda la burocracia necesaria para que mi hijo tenga un futuro de justicia.
Tanto su padre como yo, SÓLO podemos decirles que GRACIAS, de todo corazón.

Texto escrito por María Isabel Marrero Díaz.

4 comentarios:

Blog salud mental dijo...

Gracias por compartir con todos nosotros tu experiencia y tus sentimientos. Es de gran valor que las familias participen también en este proyecto.
Un abrazo.

César M.

Anónimo dijo...

Gracias por compartirlo. Y espero que cada día vaya a mejor

Anónimo dijo...

Al leer el testimonio de esta madre me asaltan sentimientos contradictorios, por una parte todo el sufrimiento percibido hasta dar con un buen profesional y por otra parte la serenidad lograda tras encauzar adecuadamente la enfermedad mental de su hijo.
Quiero compartir la experiencia de esta persona con la mia y transmitir desde aqui mi agradecimiento al personal del hospital psiquiatrico por su buenhacer. A veces tendemos a pensar que lo mejor esta eh el hospital universitario, en mi experiencia nada mas lejos de la realidad.
Un saludo a Maria Isabel por su gran aporte

Anónimo dijo...

Como dice el refran mas vale tarde que nunca. Nos alegramos de que por fin se haya hecho la luz para tu hijo y para vosotros
Un saludo, y gracias por tu gran comentario
Por desgracia parece que este tipo de casos no es tan infrecuente

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