Noe.
Mi última crisis fue horrible porque
me sentía muy mal, iba a las discotecas todas las noches todos los días de la
semana. No dormía por las noches, no tomaba la medicación, durante un año
estuve así, no comía sino yogures, leche, bocadillos y golosinas, y un poquito
de alcohol y fumaba hasta cinco cajetillas diarias de tabaco. Estaba siempre
cabreada, enfadada, metiéndome con mi familia y con algunas personas, dormía
por el día, pasaba de todo, me importaba
todo un bledo, no quería hacer nada sino bailar. Pero después recapacité al oír
una llamada de teléfono de mi hija que me dio un consejo, lo cogí ese consejo y
estoy ahora mismo muy bien.
Ol.
Ahora, normalmente no me doy
cuenta cuando me viene la crisis. Pero sí me doy cuenta de que en la vida las cosas empiezan a
deteriorarse. No podemos tener angustia. Yo me siento muy mal y al ver a mi
hermana y familia mal, preocupadas, vienen las discusiones y sin querer estar,
no saber qué decir, me siento muy mal (tengo miedo).
Is.
Cuando tuve mi última crisis no me lo creía y pensaba que lo
importante es lo que pensaba yo de mi mismo y no le presté atención.
Un diagnóstico es una etiqueta que a veces da miedo a ti y a los demás en caso de que estés en tratamiento psiquiátrico.
Jor.
Mis crisis fueron muy malas, oía voces, no comía, estaba aislado, etc... Decidieron
llevarme a un médico y me diagnosticaron esquizofrenia. Lo he pasado muy mal,
pocas llamadas, pocas visitas, es que estaba muy enfermo, pero no dejaba de
fumar.
Man. M.
Hace veinte años tuve la peor
crisis que he tenido, me perseguían... creí que me perseguían y me hacían daño,
soñaba pero era un sueño, todo estaba en mi cabeza, al paso de los años me di
cuenta que eso existía en mi imaginación.
Jess.
Durante mi crisis me sentía mal porque
insultaba a mis vecinos y luego me llamaban loca. Cuando me diagnosticaron me sentí mal porque yo no sabía
que tenía eso.
L.P.
Yo me desestructuré al conocer uno
de mis diagnósticos, que por casualidad coincidía con un vecino, y ello me llevó a tragarme ochenta
brotizolanes y ya no sé que aconteció en mi vida, pero vamos que no es para tomárselo
a risa, pero a pesar de todo como dice la canción de Mónica Naranjo: sobreviviré,
un bonito videoclip donde los halla como tantos otros que se consiguen escuchar
y ver por medio de un ordenador o computadora. Creo que para neutralizar los
brotizolanes me emborracharon con isopropilo.
Textos escritos por los participantes del taller del blog (personas ingresadas en el Área Externa de Salud Mental de Tenerife)
1 comentario:
Todo lo que decís me suena. Yo llevo quince años en tratamiento y casi todas las cosas que contáis me suenan, me he tenido que enfrentar a ellas alguna vez. Respecto de las crisis, ahora llevo unos años mejor, llevo sin ingresar cuatro años y en este tiempo he aprendido hasta cierto punto a prevenir una posible crisis encontrando el mayor apoyo para ello en los profesionales que llevan mis terapias y en los compañeros de enfermedad con los que me relaciono diariamente, sin dejar atrás a la familia, que es la cosa creo mas importante para encontrarse emocionalmente estable.Las etiquetas, los estigmas, no solo dan miedo sino que muchas veces nos confunden: yo, mientras estuve trabajando y con la enfermedad no me daba cuenta de que era un enfermo, lo olvidaba a menudo incluso en circunstancias concretas en que debía recordarlo. Me digo que por otra parte no podemos estar todo el tiempo pensando en que somos enfermos, que lo mas normal es que mientras estamos estables no nos acordemos en todo momento que somos enfermos, aunque hay que tenerlo presente la mayor parte del tiempo que se pueda, ser consciente de tu enfermedad es importante.
Publicar un comentario